lördag 1 september 2012
Sí, ya estamos otra vez con Madrid Fashion Week. Llega el turno de la moda española y entre todas las propuestas se cuelan 16 shows donde la moda hombre tendrá su protagonismo.
No es tarea sencilla ser un hombre de bien.
Me explico, ciertos quehaceres y reglas se cumplen -casi- solas, supongo que por aquello de la educación y las patadas en el culo de mamá. No sé, la puntualidad o la mano en la cartera a la hora de pagar la cuenta. Pero otras no. Hablo de esas otras que exigen disciplina, vigor y decisión. Especialmente en verano. Y es que es difícil cumplir ninguna puta regla con este caló que afloja los sesos y los alquitranes, así que debe ser cierto eso de que la civilización es cosa del frío, que con estos trópicos solo hay sed de bartola y barriga. No de reglas.
Pero no caeremos en los brazos de los cantos de sirenas disfrazadas de chatis con Ray-Ban y mojitos. Nosotros somos mejor que todo eso, ¿no? ¿NO?
· Usted no es Dita Von Teese.
Concretamente, ni tus pies ni tus dedos de los pies son lo de Dita Von Teese. Y no es que el arriba sea especialmente Taratiniano (ya saben, el colega está obsesionado con los pies) pero una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa. Te lo resumo: las chanclas, en la arena o en el mármol de la piscina. Punto pelota.
· Tampoco es Michael Phelps.
Entiendo que con esto de las Olimpiadas y las 22 medallas tenga usted unas ganas locas de plantarse un turbo así sin miedo, con esa actitud tan crecidita y tan olímpica del “Qué narices!“, voy a batir mi propio récord de nadar hasta la boya y volver antes de que María pida las clóchinas. Pues bien, déjelo estar. Ahórrenos la estampa.
· No es un bañador, es un traje de baño.
Recuérdalo la próxima vez que se dirija a la señorita -ejem- dependienta de Zara y le plante usted un rotundo y masculino “Quiero un bañador“. Un bañador es un caballero que le ayuda a usted en el delicado arte del baño -¿Recuerdan el Príncipe de Zamunda?- y sí, ya sé que la RAE acepta el término pero ante la duda de la duda, mejor ninguna.
· Lino. Sí pero no.
El lino es más que un tejito, es una forma de vida. Una actitud, un nosequé. Pues bien, digo sí pero no porque hay quien -ha tenido la jodida suerte- de nacer para vestir pantalones y camisas de lino. Blanco nuclear, para más señas. Y esto no se entrena ni tiene que ver con la panza o los centímetros. Se tiene o no se tiene. Si usted lo tiene, adelante, no sea menos que Jack Nicholson o Colin Farrell. Pero si no lo tiene, ni lo intente. A lo más lejos que llegará es a Espartaco Santoni.
· Patrick Süskind fliparía en Benidorm.
Y digo Benidorm como podría decir los Caños de Meca o Sitges. Y es que tiene el verano la cualidad de ser un enorme atenuante en el tribunal de la higiene y las buenas costumbres. Al grano: si crees que en agosto tienes cheque en blanco para ser el cerdo que tienes enclaustrado desde octubre hasta junio… pues no. Más bien todo lo contrario. Tampoco hace falta ser un lince para averiguar la razón.
· Septiembre en las puertas del juzgado.
La estadística se repite, septiembre es el mes en el que más parejas se divorcian en nuestro país. ¿Le digo por qué? Por una sencilla razón: usted es inaguantable. Un primate lo suficientemente evolucionado para un máster en ICADE y un pisito con piscina comunitaria en Arganzuela, pero poco más. Así que es posible soportate un par de horas al día. Punto. Recuerda: no es necesario alzar la voz, ni encabronarte con el gorrilla, ni patalear porque no puedes ver el amistoso R. Madrid vs. Los Ángeles Galaxy ni mucho menos babear ante las gatitas de lo demás. Sea usted un hombre.
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